Carretera Austral en invierno: ¿locura o la mejor idea?
Planeta motero
● 2 septiembre, 2025
Carretera Austral en invierno: ¿locura o la mejor idea?
La Carretera Austral siempre ha sido un sueño para los viajeros en moto. Pero recorrerla en pleno invierno es otro nivel: barro, lluvias intensas, cortes de ruta y un clima que cambia más rápido de lo que dura un café caliente. Eso mismo fue lo que vivieron Javier y su compañero Yago en esta travesía llena de contrastes, amistad y mucha aventura.
La ruta empieza bajo la lluvia
El viaje comenzó en Valdivia, donde, como manda la tradición, se equiparon para la lluvia… y en ese momento, dejó de llover. Un presagio de lo que sería la Carretera Austral en esta época del año: impredecible. Entre charcos, ripio y camiones lanzando agua, la dupla avanzó con humor y paciencia rumbo a Río Puelo.
“La lluvia limpia el aire y las motos limpian el alma”, bromeaban mientras el clima ponía a prueba su resistencia.
Quién es Yago, el compañero de ruta
Yago no es un novato en esto. Desde 2011 salió de Argentina con una moto semiautomática de apenas 101 cc, recorriendo 18 países con más ilusiones que dinero. Años después, el destino lo reunió nuevamente con Javier en el sur de Chile, demostrando que las rutas siempre vuelven a conectar a quienes aman viajar sobre dos ruedas.
Entre volcanes y paisajes escondidos
Aunque las nubes no permitieron disfrutar del Osorno en todo su esplendor, la Carretera Austral compensó con otros tesoros: el Lago Llanquihue, la inmensidad del Calbuco y la postal majestuosa del volcán Yates, que los acompañó en la llegada a Río Puelo.
La naturaleza mostró su cara más dura: un puente derrumbado, caminos cerrados y la incertidumbre de si podrían continuar hasta Chaitén. Pero también su lado más generoso, regalando momentos de calma, cielos despejados y la complicidad del camino compartido.
Barro, botas y una cerveza merecida
El invierno no perdona: tramos de ripio suelto, barro resbaladizo y lluvias incesantes recordaron lo frágil que puede ser la ruta. Aun así, el equipo salió victorioso, con botas secas gracias al GORE-TEX, la moral en alto y la recompensa de una cerveza bien fría al final de la jornada.
Porque si algo quedó claro, es que en la Carretera Austral cada kilómetro vale el esfuerzo, incluso cuando las condiciones parecen jugar en contra.
Reflexión final
¿Es buena idea recorrer la Carretera Austral en invierno? Quizás no para todos. Pero para quienes buscan aventura real, anécdotas únicas y la certeza de que cada obstáculo se convierte en historia, la respuesta es un rotundo sí.
“Nuevo día, nuevos kilómetros y un puente por descubrir.”