En este episodio de Patagonia al límite, nuestra piloto Ayleen nos sorprende con unas imágenes increíbles de Lago La Paloma.

A 42 kilómetros al sur de la ciudad de Coyhaique, en medio de montañas y profundos acantilados, se encuentra el Lago la Paloma, el cual visitaremos el día de hoy.

Desde Coyhaique debemos tomar Carretera Austral rumbo al sur. Después de 17 kilómetros nos desviamos a la derecha rumbo hacia la localidad de El Valle Simpson, pasando luego por Villa Frei y desviándose hacia la Ruta 696 que es de ripio y te lleva directo al Lago la Paloma. Seguimos avanzando y poco antes de llegar a Villa Frei nos desviamos nuevamente en un cruce, tomando ahora ruta en dirección a la izquierda, la cual se encuentra muy bien señalizada hacia el Lago la Paloma. 

No es de extrañarse que en la ruta te encuentres con algunos amiguitos. Bellísimos caballos adornan el paisaje, puesto que forman parte de este precioso ecosistema. 

Rumbo hacia el Lago la Paloma. Ese es el camino, puesto que nosotros venimos de Coyhaique y hacia la izquierda tenemos un camino que nos dirige hacia Balmaceda a 33 kilómetros y El Blanco a 13. 

Pues bien, vamos hacia el Lago la Paloma. 

Luego de 42 kilómetros de recorrido y aproximadamente una hora de viaje, hemos llegado. El tiempo parece detenerse. Momento donde te conectas con el infinito presente. 

¿Qué tal un baño? Tentador, ¿eh?


Primero que todo, debo mover la moto hacia un sector más estable. La arena no es mi mejor amiga, pero agradezco que la práctica me ha ido familiarizando con ella cada vez más. 

No hay tanta temperatura, pero no me voy a quedar con ganas de ingresar al Lago la Paloma. 

Mi soledad en Patagonia. Patagonia y yo… La idea era entrar a nadar al lago, pero la temperatura era realmente baja y recordé que no había traído ropa de cambio, así que al menos disfruté del sol y del maravilloso escenario. 

¡Ay! Fría, fría… 

Lindo, ¿eh? Bueno, nos vamos. Junto al lago Elizalde, el Lago la Paloma, son mis lagos favoritos… Hasta el momento. 

Y llegó la hora de partir. No sin antes despedirme del lago desde el muelle. 

Mi amigo dron me acompañó desde el aire tranquilamente, hasta que un pequeño cerro de rocas nos separó. En algún momento, no sé cómo, se desconectó el sensor de obstáculos. Estado de la nave… ¡accidentada! ¿Cómo rayos voy a hacer para buscar el dron? Hemos tenido una colisión. Eh... no traje equipo de escalada… No lo hagan… Estaba vivo, pero aquí viene la lección. Así como cuando tienes suerte en el casino y es el mejor momento para retirarse e irse a casa, eso debí hacer. Pero me conmovía aprovechar el atardecer para un último vuelo. ¡Siendo casi las 10 de la noche! Esta es mi vista, mi panorama… Me iba a casa, ahí está la moto. 

Me iba a casa, estaba haciendo una toma con el dron de este paisaje y se cae. Lo pierdo de la cámara y la batería se va. Uh, estuve una hora buscándolo entre todo este pastizal. Todo este sector que es una pequeña loma. No, más de una hora estuve buscando. Ya me lo había dado por perdido. Alcancé antes de que se acabara la batería de grabar el punto de origen pero podía estar en todo este pastizal. ¡Y lo encontré! (risas). No sé cómo, pero ya nos vamos a casa. El dron quería que yo tuviera esta vista.

Son aproximadamente las 10 de la noche. Oscurece muchísimo más tarde acá. Está la luna, la veo. Eh… y me voy a mi cena navideña compuesta por Fenix y yo. 

Lo más navideño que voy a tener esta noche. Esto es en el Valle Simpson, súper cerca de Coyhaique. 

¡Que tengas un lindo día! ¡Nos vemos, chau!

La navidad del año 2020 sin lugar a duda fue una de las más especiales que he tenido, disfrutando una increíble paz, sintiéndome completa con mi propio ser, agradeciendo cada segundo de este infinito presente, plantada en el ahora como nunca antes. Si usted busca paz, debe aprender a cuidar su energía. Usted es el único responsable de su vida.