Hay motocicletas que no necesitan presentación. Su nombre basta para activar recuerdos, rutas soñadas y una promesa que se mantiene intacta con el paso del tiempo. La Yamaha Ténéré 700 es una de ellas. Un modelo que nació con espíritu rally en los años 80 y que hoy regresa renovado, sin traicionar aquello que la convirtió en un ícono.

Es Anonimoto, el personaje detrás de la cámara y del manillar, quien se encarga de ponerla a prueba. No desde la exageración ni el espectáculo, sino desde la experiencia real, llevándola a donde una moto como esta tiene sentido: la ciudad, la carretera y el punto exacto donde el asfalto se termina.

La versión 2026 llega a Chile con una evolución clara y meditada. No busca reinventarse ni sumarse a modas pasajeras; busca perfeccionarse. Mantiene su carácter explorador, su enfoque funcional y su mecánica confiable, pero incorpora los ajustes justos para responder a un motociclista que hoy exige más versatilidad en el día a día.

Desde el primer vistazo, la Ténéré 700 transmite identidad. Su diseño frontal con firma lumínica en forma de “Y” y los nuevos esquemas de color refuerzan su linaje rally. Es una moto que se reconoce incluso antes de escuchar su motor, y Anonimoto lo confirma: hay pocas trail que puedan decir tanto con tan poco.

En el corazón sigue latiendo el conocido motor CP2, un bicilíndrico probado hasta el cansancio, valorado por su entrega de potencia lineal, su fiabilidad y su carácter. En esta nueva versión, pequeños ajustes permiten cumplir con la normativa Euro 5+ sin perder sensaciones. El resultado es una respuesta más refinada, suave y controlable, tanto en ciudad como fuera del asfalto.

La experiencia de conducción se siente más completa. La incorporación de acelerador electrónico, modos de conducción, control de tracción y ABS configurable no busca domesticar la moto, sino ampliar sus posibilidades. La electrónica está presente, pero no invade. Acompaña, asiste y se deja configurar, algo que Anonimoto valora especialmente cuando el terreno cambia y la ruta deja de ser predecible.

En ciudad, la Ténéré 700 se muestra sorprendentemente ágil. Su silueta delgada, la posición de manejo erguida y la respuesta progresiva del motor permiten moverse con soltura entre el tráfico. La altura puede imponer respeto al principio, pero con técnica se transforma en una ventaja: mejor visibilidad, dominio y control, incluso en el uso diario.

En carretera, mantiene la estabilidad y el aplomo que se espera de una trail con orientación aventurera. No pretende ser una gran turismo, pero responde con solvencia en tramos largos, cruceros estables y adelantamientos seguros. El viento se siente, sí, pero forma parte de una experiencia honesta, sin artificios, algo que encaja perfectamente con la filosofía de Anonimoto.

Donde realmente cobra sentido es cuando el asfalto termina. De pie sobre los pedalines, la postura es natural, equilibrada y cómoda. La suspensión ajustable, el recorrido generoso y la geometría permiten leer el terreno con confianza. No es una moto que intimide: invita a seguir avanzando, incluso cuando el camino se vuelve incierto.

La nueva pantalla TFT y la conectividad suman un nivel de información práctico y bien resuelto. Navegación paso a paso, control de música y datos esenciales están disponibles sin distraer ni sobrecargar. Todo está pensado para acompañar el viaje, no para robarle protagonismo.

La Yamaha Ténéré 700 2026 no busca ser la moto perfecta. Busca ser la moto correcta para quienes entienden la aventura como un recorrido continuo: salir de casa, cruzar la ciudad, tomar carretera y no detenerse cuando aparece la tierra. Bajo la mirada de Anonimoto, queda claro que esta es una evolución coherente, fiel a su legado y preparada para seguir escribiendo historias lejos del asfalto.

Porque hay motos que se compran para mostrarlas, y otras que se eligen para usarlas.
La Ténéré 700 pertenece, sin duda, al segundo grupo.